Una amiga errante, pasó por estos lados, compartió, construyó y soñó con nosotros. Ahora cuenta su experiencia:
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Lidia: Conocí a Pedro Pajarito en Internet. Fue mi contacto durante algunos meses. Tenía que ir a trabajar como voluntaria con el en su Ecoaldea, pero el tenía también otros proyectos en Santa Cruz, trabajaba como payaso y daba talleres de arte en el Espacio Kempff. Entonces, llegué en Santa Cruz el 28 de diciembre, después de largas horas de viaje.
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Lidia: Conocí a Pedro Pajarito en Internet. Fue mi contacto durante algunos meses. Tenía que ir a trabajar como voluntaria con el en su Ecoaldea, pero el tenía también otros proyectos en Santa Cruz, trabajaba como payaso y daba talleres de arte en el Espacio Kempff. Entonces, llegué en Santa Cruz el 28 de diciembre, después de largas horas de viaje.
Fui recibida en el Espacio Kempff como en mi propia casa. Acá Claudio y América proponen actividades de teatro y fútbol social en coordinación con el Centro Cultural San Isidro. Iba a quedarme dos semanas acá, pero me quedé más de un mes.
La verdad es que desde el principio me sentí realmente bien con todos ellos, y esta sensación no me dejó ni un ratito.
La gente del Espacio Kempff y del Centro San Isidro es gente de muy buena onda, con corazones muy grandes, inteligentes, motivados por el desarrollo de proyectos culturales y sociales. Siempre siguen buscando nuevas maneras de interactuar, nuevos temas o proyectos a favor de los niños y jóvenes en sus barrios, son sencillos y muy abiertos hacia los otros, que sean locales o extranjeros.
Durante un mes, he participado en varias acciones culturales: ayudé en la puesta en escena de obras de teatro,
di talleres sencillos de percusiones, jugué con los niños, hice una escultura de ramas para proteger un relieve,
participé en la construcción de un dragón de viejas llantas, di lecciones de natación-teatro, hice un mosaico en la pared del huerto escuela...
Pero al mismo tiempo, descubrí la vida en Santa Cruz, en los barrios Kempff y San Isidro. Y éso cambió mi punto de vista, las representaciones que tenía de Bolivia. Y sobre todo, encontré a nuevos amigos, a una nueva familia.
Qué placer fue compartir este mes con ellos!
Fueron un montón de descubrimientos! Que sea sobre lo que se necesita en estos barrios, lo que se hace, sobre la gente y su manera de ver el mundo, sobre las asociaciones y su energía, y al mismo tiempo, muchos descubrimientos sobre mi misma y lo que puedo hacer. Me fui de Santa Cruz el corazón roto, pero muy tranquila, llena de una nueva energía, de nuevos conocimientos,
de ganas de seguir trabajando en proyectos culturales y sociales, con la gana de volver a Santa Cruz. He crecido... un poco... y estoy segura que nunca, realmente nunca, me arrepentiré de haber vivido esta experiencia como voluntaria, y sobre todo como ser humano, puesto que es de esto que se trata, de una aventura riquísima en intercambios humanos!
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